Sobre la superficie blanda del cuero húmedo, quedan perfectamente marcados los trazos que se impriman. Se emplean, para este tipo de decoración, los mateadores, a los que hay que golpear con un martillo en el extremo opuesto, con la potencia justa para que se marque el dibujo, pero sin que la piel llegue a romperse. Conviene realizar, ensayos antes de acometer un mateado definitivo.